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Pan Nalin


Ficha Artística

Samay: BHAVIN RABARI

Nano: VIKAS BATA

Fazal: BHAVESH SHRIMALI

Bapuji: DIPEN RAVAL

Manu: RAHUL KOLI

Tia Sebastian: LEELA MILA

Ficha Técnica

Dirección: PAN NALIN

Producción: PAN NALIN, DHEER MOMAYA, MARC DUALE, VIRGINIE LACOMBE, ERIC DUPONT

Guion: PAN NALIN

Fotografía: SWAPNIL S. SONAWANE

Montaje: SHREYAS BELTANGDY, PAVAN BHAT


India, Francia, 2020. 100’ Color.


Sinopsis:

Después de ver una película en el cine Galaxy, la vida de Samay da un vuelco y el pequeño se enamora apasionadamente de las películas. Pero su padre descubre la obsesión ‘inmoral’ de su hijo de nueve años; le da una paliza y le advierte que se mantenga alejado del ‘asqueroso’ mundo que representa la pantalla grande. Aun así, la magia del cine continúa muy presente en la mente del pequeño. Mientras intenta colarse en el Galaxy, se cruza con Fazal, el proyeccionista. Ambos llegan a un acuerdo: Samay le entregará su almuerzo a Fazal a cambio de que este le permita ver las películas sin tener que pagar la entrada. En poco tiempo el trueque se convierte en una amistad entrañable. Ambos amigos ignoran, sin embargo, que no tardarán en verse obligados a tomar decisiones desgarradoras...


Palmarés:

Festival de Valladolid – Seminci 2021: Espiga de Oro (mejor película)


Pan Nalin (Adatala, La India)

Cineasta autodidacta, nació en Adatala, un remoto pueblo de la India. Tras realizar varios cortos y documentales, en 1993 decidió rodar Samsara, su primer largometraje, un proyecto cuya materialización le ha llevado casi nueve años. La película fue un éxito comercial y de crítica en todo el mundo y ganó más de treinta premios en festivales. Su filmografía incluye el documental Faith Connections (2013) que, como Samsara, se presentó en el Festival de Toronto, así como otras películas como Valley of Flowers (2006), Angry Indian Goddesses (2015) y Beyond the Known World (2017).


Comentarios del director

Es una película basada en mi propia infancia, en el oeste de la India, donde crecí, y donde no vi mi primera película hasta los nueve años. Ver aquella primera cinta me fascinó. Last Film Show es un homenaje al celuloide en el que aparecen referencias a realizadores que me han marcado personal y profesionalmente, como Andréi Tarkovsky. Mi relación con esos directores empezó de forma muy inocente, en absoluto intelectual, simplemente me di cuenta de que había cosas que contaban en sus películas que yo ya había experimentado de alguna manera». Esa imagen en Last Film Show en la que el niño mira el destello de una cerilla, es una referencia a Lawrence de Arabia, de David Lean, y yo mismo solía mirar las llamas de los fósforos para ver cómo podía atravesar la luz. Estos cineastas forman parte de mí, de mi proceso de crecimiento como director de cine, así que fui incapaz de dejarlos fuera de la película.

El casting para seleccionar a Bhavin Rabari, que da vida a Samay, fue complejo. Empezamos viendo a 300 niños en grandes ciudades», pero eso no nos convencía, porque allí los niños están ya maleados. Junto con mi director de casting, decidimos desplazarnos a partes remotas de la India, donde los niños habían visto pocas películas o ninguna, y de entre los 60 que reunimos, salió Bhavin, un pastor de búfalos y cabras.

Las películas siempre han sido nuestro medio para soñar, nuestro último escapar de la realidad, y esta idea es extendido por todas partes, desde los desiertos de Rajasthan y los altos Himalayas a las playas tropicales de Kerala y Tamilnadu. Las cosas han cambiado enormemente, desde que la India ha sido arrasada por el capitalismo en las últimas dos décadas. Pero, por ejemplo, en la región donde filmamos Last Film Show, muchas personas que adoran las películas indias no permitirían que sus hijos se unieran a la industria; ciertamente desalentarían a sus hijas (pero tal vez no a golpes, como le sucede a Samay). Muchos todavía creen que es un mundo lleno de glamour, de gente inmoral, donde hay historias de suicidios y acoso sexual, y sobre todo la enorme codicia de fama y fortuna…

Antes de descubrir cine, encontré el elemento de la ‘luz’ totalmente mágico; Solía bombardear a mis padres con preguntas como: ¿De dónde viene la luz?, ¿Quién la crea?, ¿A dónde va por la noche? Incluso cuando finalmente llegué a entender la física de la luz, la sombra, reflexiones y refracciones en la escuela, elegí ignorarlos para no quitar la magia...

Las aventuras de Samay y su pandilla son en parte autobiográficas. Donde crecí, allí no había más que vastos campos y cielos abiertos. Además de los trenes, los aviones en lo alto del cielo eran nuestra única conexión con el mundo exterior.



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