
GRANDES COMPOSITORES DE BANDAS SONORAS
Concierto de la Escuela de Música Ortega
Sábado 1 de marzo
17:30 horasCine Ortega (C/ Colón 2)Entrada: 4 Euros
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La música en el cine tiene la capacidad de enfatizar y sublimar las emociones y sentimientos que el espectador experimenta ante la visión de una película. Se erige así en un altavoz emocional de las historias que vemos y, aun siendo la más pura de las artes, adquiere la condición de arte aplicada para el cine, pudiendo modificar el ritmo de la película o completar el desarrollo psicológico de los personajes. Pero las bandas sonoras también tienen la capacidad de existir fuera del medio para el que fueron concebidas y su escucha al margen de los fotogramas, recrea y evoca esas sensaciones que anteriormente vivimos desde la butaca.
El concierto que presenta la EMO hace un recorrido por la historia del cine a través de los nombres propios de algunos de los más grandes compositores de bandas sonoras. Desde la grandilocuencia sinfónica de Max Steiner hasta el intimismo instrumental de Ennio Morricone, pasando por la música electrónica de Vangelis o el ritmo trepidante de Lalo Schifrin.
El programa musical del concierto consta de 16 partituras escritas por otros tantos compositores a lo largo de los últimos 90 años de la historia del Séptimo Arte. Todas estas piezas serán interpretadas por alumnos de la Escuela de Música Ortega, un referente de la pedagogía musical en Palencia que plantea métodos educativos alternativos a los oficiales, basados en sistemas de enseñanza orientales donde la música se aprende de la misma manera que la lengua materna: primero se escucha, luego se interpreta y finalmente se escribe.
El instrumento musical sobre el que los jóvenes alumnos de la EMO ejecutarán toda esta selección de temas musicales es un órgano electrónico Yamaha Stagea, un prodigio tecnológico de la ingeniería japonesa del cual existen muy pocos ejemplares en Europa. Este instrumento retoma el sueño barroco de simular a una gran orquesta con un único intérprete. Es, sin duda, una buena excusa para viajar, en una única sesión, a la Arabia de Lawrence y Maurice Jarre, a la pequeña Italia de Coppola y Nino Rota, a los mundos perdidos de Spielberg y John Williams o regresar al futuro con Zemeckis y Alan Silvestri, sin movernos de la butaca del teatro.
